Oh desventurado San Pato,
que dejaste tus mejores años de juventud
entre las calles marginales de Balvanera.
Oh poderosísimo intercesor,
te ruego mantengas lejos mi alma
y mi cuerpo del yugo opresor
de mi patrón déspota y despiadado.
Dame fuerzas para sobrellevar con resignación
todos mis trabajos.
Desventurado San Pato Mártir
que se haga tu voluntad.
Así sea.
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